Además de los dioses en el mundo celta hay lo que se pueden considerar dioses inferiores. Un mundo formado por hadas, o duendes, seres con cualidades mágicas pero no con tantas potestades como los dioses propiamente dichos.
La explicación para la aparición de estos seres es que tras ser derrotados los Daoine Side o los Tuatha de Danann fueron a vivir bajo las colinas, transformándose en hadas.
En palabras de Katharine Briggs:
Los Daoine Sidhe son el pueblo mágico de Irlanda. Aunque antiguamente eran altos y hermosos- casi como dioses-, con el correr del tiempo fueron disminuyendo gradualmente de tamaño hasta convertirse en “la buena gente”. Sus casas son subterráneas y submarinas, es decir, están bajo verdes colinas o en las profundidades de los lagos o del mar.
Las hadas fueron llamadas en efecto “buena gente” o “buenos vecinos” pues era creencia que daba mal fario llamarlos por su nombre original. De esta creencia derivan también un numero notable de cuidados que se tienen que dar a las mismas.
Las hadas o los seres feericos tienen unas características muy marcadas y que en ocasiones pueden resultar extrañas. Son muy celosas de su intimidad, por lo que suelen vivir en lugares apartados del resto del mundo. Además debías darle un buen trato si querías obtener su favor.
Aparte de esto se creía que tenían un comportamiento muy similar al de los humanos llegando incluso a celebrar fiestas y hasta funerales.
La reina de las hadas, siguiendo la tradición, era Mab. Era también un personaje ligado al sueño como forma de actuación hacia los humanos. Tenía una segunda faceta, la de Maeve, que de carácter más sosegado. Tras ella tenía una gran corte.
Pero las hadas no eran los únicos seres feericos que recoge la mitología irlandesa. Aparecen otro como los gnomos, o los puck, que se conservan incluso hasta la tradición irlandesa actual. Por ejemplo, un motivo folklórico dice:
Este Puck no parece más que un tonto soñador,
Anda como un muchachito andrajoso
Y de pronto salta detrás de un arbusto
Con el propósito de engañarnos.
Y, guiándonos, nos extravía,
Largas noches de invierno fuera del camino,
Y cuando nos quedamos entre lodo y barro,
Hoh, con una carcajada nos abandona.
Además, los animales considerados sagrados de los que hablamos anteriormente eran también objeto de especiales cuidados por parte de estos seres. También había algunos árboles a los que dedicaban sus cuidados, considerados especiales por los druidas.
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